No cabe duda que el cementerio de San Andrés es uno de los lugares destacables del pueblo y, en general, del patrimonio histórico de la Comarca de Anaga, datándose los enterramientos desde mediados del siglo XIX hasta los años 70 del pasado siglo.
Situado a las afueras del núcleo urbano, no deja de llamar la atención con sus deslumbrantes muros blancos y sus numerosas cruces a aquellos que llegan a la playa de Las Teresitas, pudiéndose observar aún formando parte de su terreno la arena negra de las antiguas playas de San Andrés.
Aún hoy algunos vecinos continúan cuidando de sus difuntos a lo largo del año, enramándoles y limpiando las inmediaciones de sus tumbas, pero es el Día de Finados cuando todos aquellos que poseen un pariente en el camposanto acuden para honrarles. Entonces ocurre que el lugar se transforma, cobrando una vida inusitada y convirtiendo la tranquilidad del lugar en un agradable alboroto donde reencontrarse con el pasado personal y colectivo.
No obstante, el cementerio también soporta la pesada carga de una parte de la sociedad incívica e irrespetuosa, pues es elevada la cantidad de basuras que se acumula tanto en las inmediaciones como dentro del recinto. Esta suciedad es superior al esfuerzo que los vecinos que más acuden de forma habitual, personas mayores normalmente, puedan llegar a realizar para acondicionar dignamente el lugar de reposo de sus seres queridos.
Es por ello que todos debemos pararnos a pensar un poco en nuestro pasado y nuestro futuro. Debemos cuidar del entorno y del patrimonio que, a fin de cuentas, es un bien de toda la sociedad y una parte importante de nuestra identidad.
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